domingo, 15 de febrero de 2009

KING BOTILLO



Ayer se celebró en Bembibre el 37 Festival de Exaltación del Botillo , con la presencia de la Ministra de Vivienda Beatriz Corredor como mantenedora anual. La gala, aunque quizá un poco larga (más teniendo en cuenta los efluvios que, provienientes de los fogones, nos hacían prácticamente delirar a eso de las 11 y pico cuando ya se iba terminando la actuación de Niña Pastori. La ministra creo que estuvo correcta y sobre todo original. Desarrolló un texto sencillo, contenido en el tiempo y a todas luces completamente personal, extraído de su experiencia vital en el tiempo en el que dirigía el Registro de la Propiedad número 2 de Ponferrada. No hubo lugares comunes ni piruetas innecesarias y como me señalaron más tarde, apartándose de la tradición, no citó a George Borrow, ¡que por lo visto es la primera referencia que aparece en google al buscar información de la zona! (para saber el porqué, recomiendo tomarse la molestia de hacer lo propio).

La noche en lo personal resultó grata en cuanto a la compañía (no sólo del botillo), ambiente y por supuesto a la oportunidad de degustar la dieta antimediterránea que como buen invitado apuré convenientemente. Y conectando con el párrafo anterior, también me sirvió para durante unos minutos fantasear con qué haría yo si por un azar del destino uno de estos años sólo pudieran contar conmigo para actuar de pregonero: ¿de qué hablaría, por dónde irían mis giros argumentales? ¿elaboraría un monólogo más irónico o quizás optaría por lo formal? ¿glosaría la experiencia traumática que supuso en mi niñez la primera ( y última ) matanza´l gocho que asistí, y de cómo la imagen del marrano gritando maniatado por el tonelaje en toda su gloria de mi tío (que superaba con holgura al del animal) fue para mí durante años mucho más estremecedor que un concierto de Melendi? ¿hablaría de cómo valientemente había superado este trauma y estaba recuperado para la causa del colesterol? Nada de eso. Creo que lo más lírico y apropiado sería trasegarme en el escenario un buen botillo con sus correspondientes cachelos y berza, con la habitual expresión embobada con la que suelo deglutir el producto en cuestión. No habría mejor homenaje.

En cuanto al acto en sí, se trata de una celebración multitudinaria que me sorprendió por la magnitud; una especie de gran puesta de largo de la Villa que pareciera prepararse durante todo el año para esta ocasión. Mucha participación popular, que convierte el acto en una especie Nochevieja local, y sin ese punto de artificio con pretensiones que se observa en los Micrófonos de Oro de Ponferrada.

Ciertamente el nivel de organización, producción y desarrollo de la gala excede en mucho lo que pudiera esperarse de una población de apenas 10.000 habitantes y desde luego puede servir de reflejo en el quie mirarse para otras iniciativas similares inculso para ciudades más grandes.

Alucinante también, y no digo que no se lo merezca, la cantidad de información y literatura pivotando alrededor del tema del botillo, gran parte como consecuencia del impulso del festival.

Por ponerle un pero, como bien me hizo notar un compatriota lacianiego asistente al acto: ¡ De producto berciano nada, todo el mundo sabe que es de Laciana y se llama chosco !

3 comentarios:

  1. Acabo de toparme con tu blog que he escrutado desde la primera hasta la última entrada. Tienes una tribuna siempre que quieras en el del Partido de Valencia de Don Juan (http://psoecoyanza.blogspot.com). Salud.

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  2. Gran Ibán de la blogosfera, tu prodigalidad en las entradas, todas interesantes, resulta difícil de seguir. Me gustaría haber comentado algo sobre Pratcher, TVE, la marmota y aún con más entusiasmo sobre la COPE, que la cosa da mucho de si, pero ya son asuntos superados. Antes decíamos que no hay nada más antiguo que el periódico del día anterior, ahora la rapidez de la comunicación queda mejor medida por tus invitaciones al debate en CREACIÓN. Has hecho más por la percepción del paso del tiempo que Einstein.
    Procuraré estar más atento para la siguiente.

    En cuanto al botillo, no sabía que también atrajera a George Borrow (con lo frugales que son los ingleses) según das a entender. La verdad que no he leído nada de este aventurero-escritor, sí en cambio, y mucho, de su colega Richard Ford, que estuvo en España por la misma época más o menos, por lo que se encontró con las mismas costumbres, caminos, asaltantes de caminos, supersticiones, brujerías, cosas buenas, muy buenas, magníficas y supongo, que también con el mismo botillo, de receta imperecedera.
    Sobre todo acompañado del pertinente vino del Bierzo, digo yo.
    SAMAEL

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  3. Gracias por la invitación, tomo nota. El Borrow éste parece que no tenía todas las buenas intenciones que se pretenden. ¡Por lo visto venía a España a vender Biblias!

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