viernes, 20 de febrero de 2009

FROM HELL


Hay cosas inmanentes a la condición humana, que nos rodean, se repiten durante toda la vida y son realmente más "normales" que la propia la propia "normalidad" que nuestra mente ha construido. Son esas que te hacen pasar un minuto después a olvidarte de Isabel Coixet, Poti el de mira quien baila o Nawja Nimri (o como demonios se diga) y concentrar todas tus manías en una simple otitis que te tiene preso en casa retorciéndote de dolor, y que dos días después parece no evolucionar y condenarte a estar empastillado para poder sobrellevar el laceramiento constante, intenso, a veces combinado con pinchazos como punzadas de cuchillo.

Son esas que le hacen más daño a Benedicto que 100 leyes de Zapatero, porque forzosamente comienzas a relativizar absolutamente todo lo que te rodea: problemas, rutinas, creencias y forma de ver la vida. Sobre todo teniendo en cuenta que si una cosa tan pequeña como una infección de oído puede dejarte fuera de circulación durante dos días (de momento)...

Desconozco si la próxima cruzada de Ratzinger se centrará en la lucha contra la otitis, culpable del relativismo moral que socava nuestras estructuras sociales, pero conectando con este último tema, de lo poco que estuve leyendo estos dos días es un extenso análisis que publicaba el País el domingo pasado sobre el pontificado del Papa alemán, y su ofensiva conservadora y antilaica. Se centraba el artículo también, a raíz de la fallida rehabilitación del obispo neoazi Williamson (por cierto, hoy en la radio comentaban que Argentina, país donde residía, le había comunicado su expulsión, lo que lo convierte el país andino en un lugar más agradable para ir de vacaciones), en el proceso de reintegración del cisma lefebvriano comenzado por el actual papado.

Todo se halla instrumentado a través de las conversaciones con la Sociedad San Pío X por parte del colombiano cardenal Castrillón. El tal Castrillón es un carca del copón bendito (por no abandonar el metalenguaje cristiano) de esos que piensan que se debería comenzar una nueva guerra de fe alrededor de si la misa se celebra de espaldas o frente al altar, y por lo tanto una de las piezas clave de un papa que está convencido de que el retroceso de la iglesia en la vida civil está motivado por la pérdida del "misterio" de la fe. Es decir, hay que hacer lo más compleja posible la celebración, de ahí que si en lugar de en latín las misas pudieran darse en sánscrito o en lenguaje morse (cuanto más incomprensible mejor), éxito asegurado de público y crítica.

Pues bien, para que nos hagamos una idea del pelaje del grupo al que pertenece el tal Williamson, el bueno de Castrillón, que hace empalidecer a Rouco Varela, mostraba su hastío de las continuas demandas de un colectivo formado por apenas unas decenas de obispos y 300.000 fieles en todo el mundo. Y es que, como se extraía de sus reflexiones, este grupo son una pandilla de radicales que, como el jefe les tiene cariño, hay que soportar sus peticiones diarias hasta el aburrimiento. En resumen, son de esa clase de gente que se guían por ocurrencias constantes que nos acercan cada vez más a Dios; ya saben, como a los talibanes se les ocurrían todos los días cosas tales como que hay que dejarse la barba, destruir el arte, prohibir el ajedrez, no cortarse las uñas de los pies...

Sin ánimo de inmiscuirme en negociados que les competen únicamente a los católicos, lo cierto es que como la iglesia ha elegido participar como agente de presión social, lo que sí me corresponde es estremecerme ante la ofensiva que puede venir. Quizá esa iglesia beligerante y agresiva de estos últimos años, no sea sino un anticipo de lo que nos espera...

Y eso, después de lo que se ha visto en Italia con lo del caso Eluana, significará que cada avance en cuestiones como el testamento vital, eutanasia o incluso ley de plazos, sea una batalla agotadora que veremos quién finalmente se apunta.

1 comentario:

  1. En circunstancias normales diría: si Jesucristo levantara la cabezaaa... Pero claro, como se supone que está en el cielo no puede lavantarla, como mucho agacharla para ver mejor...
    En cualquier caso, que diría de todo esto alguien que abogaba por el amor al ser humano...
    Para qué iba a dar las misas en latin, la lengua del Emperador (dadle al Cesar lo que es del Cesar..) y de espaldas al gentío, si podía darlas en arameo (...y al dios judio lo que es del dios judio) y cara al público.
    Pero claro, nos olvidamos muchas veces de que Jesucristo no era cristiano.
    Era judio.
    Pero eso no es conveniente recordarlo.
    Tampoco conviene recordar que tenemos al cristianismo igual que pudimos tener el culto mitraico, de "milagro". Y podríamos seguir y seguir. En fin, cosas de la Historia...

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