sábado, 25 de abril de 2009

CABEZADAS


...es lo que dan los incautos que se acercan a leer mi escritorio virtual.

Como fiesta tradicional leonesa, "Las Cabezadas" es la fiesta por excelencia, por su arraigo (la historia se remonta al siglo XII), por su solemnidad y por la masiva participación de espectadores. El contenido es fundamentalmente la discusión acerca de si la ofrenda que el Ayuntamiento de León (en representación de la monarquía leonesa) entrega año tras año al Cabildo de San Isidoro, en agradecimiento a un hecho milagroso del pasado, tiene carácter voluntario u obligatorio (el "Foro u Oferta"). Todos los años en el Claustro del inigualable San Isidoro (al que por muchas razones prefiero a la más "mediática" Catedral) se produce la intervención de un representante del Ayuntamiento frente a otro del Cabildo con un resultado que de antemano se prefija en tablas. De verdad ,es de las cosas que merecen la pena verse en León.

Siendo un guajín y portavoz de mi grupo, me tocó hacerlo un año, hace ya prácticamente 4, y la noticia tuvo un carácter más aterrador que un pase para un ciclo de cine dogma. La eventualidad de encontrarme ante el claustro lleno, turistas, televisiones, familiares, amigos...y hacer el ridículo más espantoso en el acto más solemne de la ciudad, me puso en uno de los atolladeros más escalofriantes de mi vida. Era un honor, sí, pero....

Afortunadamente el concurso de a quién mañana le toca hacer lo propio me ayudó a darle dignidad a mi discurso. Lo cierto fue que, como otras cosas en la vida, fue comenzar el asunto y meterme en el papel a pleno disfrute, una de las experiencias más gratificantes que he vivido.

La parte mala, la de siempre. Soy un desastre y después de preparar un discurso que creo que me salió redondo: entretenido, documentado...el único recuerdo que tengo del mismo es que aludí a la tradición democrática dominica del convento (cuyos frutos se pueden encontrar el la propia Constitución de los EEUU) y a los milagros de Santo Martino, como el de que con el agua de la fuente que mana al lado de la basílica curó la ceguera del rey niño Alfonso IX de León. Recuerdo que terminaba retándoles a que celebraran una asamblea de clérigos y votaran al viejo estilo dominico, secreto con habas negras y blancas (noes y síes), sobre si el asunto era de una u otra naturaleza. Pero de notas, por supuesto, nada de nada. Realicé los parlamentos con cuatro letrajas en un guión que tenía en el bolsillo para "porsi", guión que con los nervios al marchar tiré a la primera papelera que encontré y, como no podía ser de otra forma, se me pasó pedir la grabación hasta que fue demasiado tarde. En fin, no vamos a cambiarnos ahora...

Mañana pues tendremos un nuevo capítulo donde M.A.F.Cardo en nombre de la Corporación, pondrá el punto laico al asunto en una intervención que seguro será tan brillante como original. Eso sí, que no llueva...

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