domingo, 15 de marzo de 2009

PONFERRADA



Estos dos días los he pasado en el Bierzo, enfrascado con actividades propias del PSOE. He de confesar que no necesito mucha excusa para acercarme hasta allí porque me encanta. Conozco bastante bien la comarca, me gusta mucho la idiosincrasia de la gente, de la que admiro ese fuerte sentimiento de pertenencia y orgullo colectivo (¡quizá a veces excesivo!) que les imprime seguridad y confianza en sus posibilidades, y les aleja del fatalismo que lastra muchas veces al resto de la provincia. Esto por supuesto nunca lo reconoceré allí, porque me gusta mucho chinchar.

A lo único que no me acabo de acostumbrar es a esa sensación rara de considerar a un lugar como propio y extraño a la vez. Y es que por un lado, cuando estoy allí "vengo de León" y por otro Ponferrada ha sido mi casa desde muy pequeño hasta no hace tanto tiempo. Gran parte de mis vivencias personales están ligadas a ese lugar. No es raro que cuando paso por allí siempre me encuentre con alguien conocido que me trata muchas veces como a un natural que ha emigrado fuera y al que le preguntan cómo le va.

Eso me ocurrió este viernes por la noche durante la presentación de la revista del grupo Municipal Socialista de Ponferrada, donde confesé que mucho antes de ver mi primer partido de la Cultural, ya había ido con mi padre a Fuentesnuevas a ver a la Ponfe, de la que era socio y ex-jugador ¡Ya contaré alguna cosa más adelante sobre este pasado escondido!

Pero bien, decía que se presentó la revista, que no es sino un paso más de la reconstitución de la Agrupación Municipal Socialista de Ponferrada y la articulación de un proyecto político para la ciudad. Tengo muchas esperanzas puestas en este proceso. Nunca he escondido que la disolución de la agrupación me pareció un error, pero también creo que en este momento cometeríamos un segundo error si perdiéramos un segundo en extraer culpabilidades, porque también es cierto que la situación política que se generó antes de ese momento fue de práctico estancamiento.

Hay que mirar al futuro extrayendo lecciones de todo esto, siendo la más importante que nunca se nos ha de olvidar que los partidos son medios de transformación y servicio, no fines en sí mismos. En la ciudad existe una mayoría sociológica progesista que se manifiesta en todos los procesos electorales a excepción de los municipales. La lectura es bien sencilla: no hemos sido capaces de plantear un proyecto de ciudad creíble durante todo este tiempo.

Es cierto también que se relaciona al PP con una cierta excelencia en la gestión, motivado por la coincidencia de éste con el proceso de transformación urbano de Poferrada que, por otra parte, sufrieron todas las ciudades españolas durante esos años. Mas ahora que ya no vienen tan bien dadas y no hay abundancia económica, el PP empieza a dar los primeros síntomas de agotamiento y de falta de ideas; el proyecto está terminado y además están siendo incapaces de tomar las medidas que otros ayuntamientos han tomado para sobrevivir a la crisis. Por otro lado, la retahila de sentencias negativas en materia urbanística pone en solfa la honradez de muchas de sus decisiones. Bien es cierto que el PP hasta ahora parecía gozar de cierta inmunidad electoral en cuanto a este tema.

Por eso es importante pasar de hacer una oposición "de juzgado" a comenzar a construir un modelo con el que convencer a los ciudadanos de que podemos soñar Ponferrada a medio y largo plazo. Ningún juez va a decidir quién es el alcalde de Ponferrada, independientemente de que los procesos sigan su cauce y se depuren responsabilidades en su caso. Únicamente ganaremos las elecciones si nuestro proyecto es mejor y ponemos a trabajar el partido en solucionar los problemas de la gente y dedicarnos menos a los propios.

La ciudadanía de Ponferrada no debe estar condenada a un gobierno de "rosaledas", gigantescas torres de pésimo gusto (Freud podría hacer un tratado sobre esto) y exabruptos contra el gobierno central. En este momento, más que nunca, el PSOE tiene la obligación social de ganar las próximas elecciones, porque el futuro no espera y la ciudad no puede perder el rebufo de otras localidades que no se están cruzando de brazos a esperar que un milagro arregle la situación económica. Ciertamente ahora se parecia mayor dinamismo en el resto de la comarca que en la misma capital.

2 comentarios:

  1. como están las cosas con el ricardo saavedra ese? menudo pájaro debe de ser

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  2. No podría estar más de acuerdo contigo, amigo mio. Estamos tan acostumbrados a ver la paja en el ojo ajeno, que la culpa nunca es nuestra. Nada más lejos de la verdad, la culpa histórica es nuestra. Pero ya nos hemos recreado bastante en nuestra miseria.

    Yo creo en Ponferrada, y en el Bierzo. Ojala toda la provincia tuviera la fuerza y el dinamismo que se respira allí, desde luego nos iría mejor a todos y todas si tuvieramos una pizca de la vitalidad que allí reside de forma natural.

    Pero también creo en los ponferradinos y los bercianos (y las ponferradinas y bercianas). Y creo que debemos volver a ganar su confianza. El PP siempre ha generado una falsa sensación de buenos gestores. Pero la solución no está en que de la noche al día esa sensación se diluya por un juicio más o menos. La solución está en nosotros, en ser capaces de trasladar de que nos creemos un proyecto, el progresista, y es que por encima del hormigón están las personas... y allí, lo saben muy bien.

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