Esta columna la publiqué originalmente en el diario digital Huffington Post, cuyo enlace es el siguiente: http://www.huffingtonpost.es/iban-garcia-del-blanco/los-monuments-men_b_5048331.html?utm_hp_ref=spain
Continúa todavía en nuestros cines “Monuments Men”, película dirigida por George Clooney,
que narra la acción de la brigada creada en 1944 por el mando aliado durante la
Segunda Guerra Mundial, encargada de recuperar el arte europeo robado y
escondido por los nazis durante la ocupación y devolverlo a sus lugares de
origen.
La película es amable de ver y de factura correcta, pero en
mi opinión está muy por debajo de la fascinante y sorprendente historia real en
la que está basada. Baste ver, si se tiene la ocasión, el documental que
realizó National Geographic coincidiendo con el estreno de la película y en el
que además participan el propio Clooney y varios actores - ¡qué gran reparto,
por cierto! - , que supera ampliamente en emoción y viveza a un filme que al
menos a mí me dejó frío.
La brigada de los “monuments
men”, formada por unos cientos de personas desperdigadas por toda Europa,
recuperó y devolvió millones de piezas a sus países y lugares de origen. Con
gran heroísmo desarrollaron una actividad, que no siempre fue bien entendida
por quiénes pensaban en ello como una
frivolidad en mitad de una guerra que estaba devastando el mundo y llevándose
millones de vidas. Pero efectivamente, este grupo ayudó a recuperar parte de
nuestro patrimonio común, de la identidad cultural de Europa, aquello que
representa y representaba lo mejor de nosotros mismos.
Sobre lo que probablemente Hollywood no haga una película
(ojalá me equivoque) es cómo al mismo tiempo que sucedía lo narrado por Clooney,
en Italia los aliados desarrollaban exactamente una labor inversa.
Efectivamente, este mes pasado se cumplieron 60 años desde
que se produjera el mayor bombardeo de la historia sobre un único edificio. El
15 de Febrero de 1944 cientos de fortalezas volantes B 17, descargaron 600
toneladas de bombas sobre el monasterio benedictino de Monte Cassino. Así se
destruyó una de las joyas más importantes de la historia de la humanidad, esta magnífica
abadía del siglo V, decorada con frescos irrepetibles. Y lo que es más grave,
el bombardeo acababa con cientos de lugareños que se habían refugiado en el
edificio previendo que estaría libre de acción bélica.
No había un soldado alemán en todo el perímetro, ningún
reconocimiento había detectado presencia germana en el edificio; estos habían
declarado el monasterio zona libre de combate. De hecho los paracaidistas
alemanes auxiliaron a los supervivientes y utilizaron el hecho para que el
mundo viera cómo los americanos “pretendían a arrasar la cultura europea”.
Militarmente el bombardeo solo sirvió para proporcionar una zona elevada y
derruida ideal para que, entonces sí, se atrincheraran los alemanes. Las ruinas
solo cayeron ante los paracaidistas polacos del general Anders, después de
semanas de combates terribles.
El cómo se tomó esta decisión absurda y equivocada desde
todos los puntos de vista, es un buen ejemplo de cómo siguen ocurriendo las
cosas incluso hoy. La abadía se enclavaba en la llamada “línea Gustav”,
perímetro defensivo que los germanos establecieron al sur de Roma.
Tras un primer ataque infructuoso y con muchas bajas, el
comandante en jefe del mando aliado del Mediterráneo, el general americano Mark
Clark, comenzó a recibir críticas dentro y fuera por su forma de dirigir la
guerra. Muchas que le acusaban de ser muy blando con las poblaciones locales y
de tener más en cuenta el patrimonio histórico italiano, que las vidas de sus
soldados. En ese sentido, el monasterio de Monte Cassino se convirtió en la
víctima propiciatoria ideal para ejemplificar esta máxima. Forzosamente este
punto debía ser destruido, porque forzosamente los alemanes lo debían de
utilizar como parapeto. Daban igual las evidencias, hasta los medios de
comunicación americanos (como el New York Times), acusaban a Clark de
pusilánime e irresponsable y reclamaban la destrucción del enclave.
Este argumento fue capitalizado por el general neozelandés
Freyberg (vapuleado en Grecia y Creta), que desarrolló una auténtica campaña
dirigida a bombardear Monte Cassino. Una vez que este bombardeo se produjo,
este mismo sujeto afirmó en su delirio, que pudo observar figuras ardientes de
alemanes tratando de escapar entre las ruinas.
Hoy en día se asume este hecho como un tremendo error
aliado. Es una buena muestra de que el mismo ejército que organizó los
“monuments men”, también recogía en su seno verdaderos “anti monuments men” y
es importante conocer siempre las dos caras de la misma moneda.
Y también es una buena muestra de lo que la psicosis
colectiva, la intoxicación informativa y la cobardía de quiénes se cruzan de
brazos, puede llegar a provocar. Una prima donna como el general Clark,
perfectamente consciente de lo equivocado de la acción, pero presionado por la
obsesión de su imagen pública, pudo pararlo y no lo hizo por cobardía. Esto
provocó la pérdida de cientos de vidas y de un patrimonio insustituible.
La historia castigó el ego de Clark cuando prácticamente el
mismo día de su gran triunfo, se produjo el Desembarco de Normandía, lo que
convirtió su soñada “conquista” de Roma en un hecho secundario.
Usted Señor Senador, que me ha censurado bloquándome en Twitter, para acallar mis gravísimas denuncias del genocidio del Siglo XXI en España, el mayor genocidio en Europa, desde la Segunda Guerra Mundial...
ResponderEliminarDecía, Usted, Senador, es cómplice, y como no tienen argumentos ningunos para rebatir los míos, y la realidad del genocidio, sólo ha podido bloquearme, pero por gente como Usted, existió un Adolf Hitler, y existió el Nacional Socialismo, que mató a millones de judíos...
Siento vergüenza ajena, siendo yo mismo rojo, y de los que no destiñen, decía, siento vergüenza ajena, por la cobardía, y la infamia de su persona, sin escrúpulos ningunos, y con una avaricia y ambición tan desmedida, como todo el resto del PSOE, que ha dado lugar al gigantesco e infame negocio de los 50.000 de euros de las subvenciones de la UE y las CCAA, pero tienen las manos manchadas de sangre, por el suicidio ya de cincuenta y seis mil padres, y el millón de niños españoles huérfanos de padres vivos.
¡Usted, Senador, y el PSOE, pasarán, pero habrá justicia, y mis letras dejarán la huella de su genocidio...!
¡El Presidente Zapatero, el PSOE, y Elena Valenciano, son asesinos, por el Genocidio en España de un millón de huérfanos...!
http://es.scribd.com/doc/217835909
http://issuu.com/franciscoantoniocerongarcia/docs/el_genocidio_del_asesino__president
http://es.slideshare.net/fcerong/el-genocidio-del-asesino-presidente-jose-luis-rodriguez-zapatero-del-psoe-elena-valenciano-y-las-feministas
Yo no le acallo, usted diga estas barbaridades donde le parezca,pero no me las diga a mi. Por si alguien quiere saber por qué le bloqueé dejo el comentario
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